Las pretemporadas del Recre suelen dilatarse en los últimos años más de lo que corresponde y esa rémora en el rodaje es el gran hándicap en los primeros partidos ligueros y una de las ventajas de los rivales para arañar puntos al Decano. Las sensaciones no son malas. Hay destellos, fogonazos de juego que aportan una idea de lo que se puede esperar esta temporada, pero a Casquero le queda mucho trabajo por delante.
Que Marc Martínez es un portero de garantías y contrastado es innegable, a pesar de que lleve dos errores de bulto en apenas tres partidos. Esos fallos no deben recaer solo en la figura del arquero, demarcación que es el último bastión defensivo de un equipo; el encargado de abortar las acometidas que la zaga no ha logrado parar. Y ahí está la clave. La inseguridad del guardameta es un síntoma de fragilidad de su defensa, que ha mostrado desajustes, faltas de entendimiento, carencias tácticas y poca contundencia que repercuten en el eslabón débil, el que habita bajo los palos. Es cierto que Marc ha tomado decisiones desacertadas puntuales, pero no ha estado convenientemente custodiado por sus compañeros. Y se trata de un problema global, no individual, pese a que determinadas acciones de Casado y Diego Jiménez hayan puesto el foco sobre ellos.
El centro del campo es una isla. El equipo está partido entre la defensa y el ataque y la salida del balón de atrás no es limpia. El contrario percibe esa carencia y aprieta en tres cuartos de campo y ahí es donde el Recre zozobra, porque se ve obligado a recurrir casi exclusivamente a lanzar misiles aéreos a la cabeza de Boris, para que el nueve trate de sacar petróleo rodeado por los centrales. Distinto es el ataque cuando Luque, Calvo o Lazo percuten por banda, llegan a línea de fondo, trazan diagonales o desbordan buscando el área. Ahí el peligro es infinito, pero falta construcción, posesión y dominio. De momento el Recre se surte de jugadas aisladas a base de la velocidad de sus extremos. Rafa de Vicente es un faro intermitente ahora mismo, a falta de otro futbolista con ideas, pero su fútbol es algo lento en estos compases, pese a que le sobra calidad y es capaz de marcar un golazo de época como en Badajoz. Pases fáciles imprecisos, conducción excesiva, regates en zonas comprometidas del campo… Esas acciones nos están castigando mucho.
Hay muchas pérdidas en zonas comprometidas y regalos al rival que obligan a duplicar esfuerzos en el repliegue lo cual se traduce en que en el minuto 75 el equipo llega fundido y con capacidad solo para achicar balones. Falta oxígeno y para dosificarlo hay que marcar los tempos del partido y pausar cuando hace falta.
Lo que está claro es que hay más profundidad de banquillo que el año pasado y hay una plantilla equilibrada, con recambios en todas las posiciones. Quizás en la medular falta algo de construcción y arriba los dos arietes tienen características parecidas, faltando otro perfil de delantero rápido y de más recorrido. Aunque no hay que olvidar de dónde venimos y que es un lujo el plantel que posee hoy el Recre.
Esto acaba de empezar y queda mucho por delante. Sí es cierto que se vislumbra talento y potencial suficiente como para tener una temporada tranquila y disfrutar por fin del fútbol sin estrecheces clasificatorias. Próximo objetivo, victoria en el Nuevo Colombino.