A Europa, y es una orden

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Fotos varias, estrechones de mano, palmaditas en la espalda, guiños, rictus graves empatizando preocupación… Paripé. ¿Dónde está la pasta? Ni las promesas cotizan ni las palabras de aliento son pagarés ni los compromisos se transforman en cheques en blanco por arte de magia. Al IES La Orden está a punto de sonarle la bocina.

Sus dirigentes llevan desde enero encalleciendo sus nudillos aporreando puertas sin parar y algo menos de un mes (desde que ganaron la Liga) mendigando, sí, implorando con huchas a la caridad de los onubenses para poder disfrutar de un derecho que se adjudicaron en las pistas.

La realidad es clara, se precisan un mínimo de 12.000 euros para cubrir los gastos básicos que permitan acudir a la próxima edición de la Copa de Europa de clubes. Un dinero que urge no para mañana, sino para ayer, y no es ninguna exageración. La preinscripción a la competición debía ser efectiva el miércoles, un trámite que el IES La Orden ha decidido ejecutar a pesar de no cumplir en estos momentos con los requisitos económicos que exige. No piensan rendirse ni bajar los brazos, no lo han hecho en el parquet y tampoco lo contemplan en los despachos.

Sin embargo, la decisión no es gratuita, es decir, si el 8 de junio, plazo definitivo para oficializar la participación en el torneo, finalmente el conjunto onubense carece de los recursos necesarios, no solo se quedará fuera de concurso, sino que además deberá abonar una multa por haber concurrido a la convocatoria y haberse retirado. Y no olvidemos que está en juego también la viabilidad de la entidad en el campeonato liguero para la próxima temporada, algo que ni mucho menos está garantizado; cualquier sanción podría resquebrajar las ajustadas cuentas del equipo onubense.

La situación del Recreativo de Huelva (uno de los principales patrocinadores), que posibilitó la llegada su flamante estrella, Pablo Abián, tampoco despeja un horizonte plagado de sombras. El jugador aragonés sufre los mismos impagos que el resto de trabajadores del Recre, lo cual complica aún más el futuro. Posee un gran cartel en Europa y es considerado el mejor jugador nacional; no le faltarán novias. Con el pan no se juega y sin él, tampoco. Abián, pese a su identificación con Huelva y el club, es profesional y vive de un deporte que a día de hoy no le genera ingresos o, al menos, no los que corresponden a su rendimiento y desempeño. Huelga decir que, sin él, este proyecto perdería un amplio porcentaje de posibilidades de éxito.  

Y, mientras tanto, ¿dónde están nuestras empresas e instituciones? La misma pregunta se deben hacer, por ejemplo, el Club Baloncesto Conquero o el Sporting de Huelva de fútbol femenino. Recepciones a bombo y platillo, toda suerte de loores, frases de admiración, caricias en el lomo y calma. Pulgar levantado, pero puño cerrado, eso ha sido todo de momento. Porque las administraciones insisten en que las posturas están cercanas, que todo se va a arreglar y milongas varias, pero hace falta mucho más que golpes defensivos en el fondo de la pista, hay que subir a la red a rematar el punto que encarrilaron los jugadores.   

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¡Estamos hablando de 12.000 euros, no de una obscena millonada! Y no es un regalo o una donación, es una inversión. Se trata de inyectar capital en nuestro mejor club deportivo (tricampeón de Liga), para que el nombre de la ciudad figure fuera de nuestras fronteras. El IES La Orden es un escaparate de lujo, un moderno expositor a través del que promocionar nuestros baluartes (turismo, gastronomía, etc.) en Europa. Insisto, hablamos de sinergias, de un beneficio común, no de limosnas.

El bádminton es un potente activo con un componente diferenciador muy beneficioso para Huelva. Podemos presumir de haber acunado a la mejor jugadora de la actualidad (aunque ha tenido que ser la UCAM quien beque a Carolina Marín) y de albergar al equipo campeón nacional de la modalidad; un prestigioso tándem que no está al alcance de ninguna otra ciudad del continente.

Es una oportunidad de negocio, una suculenta veta comercial y publicitaria que deberían estar rifándose las entidades locales. Pero los puñetazos se dan sobre la mesa y a base de convenios y subvenciones, no en el pecho, escenificando un apoyo incondicional a las cosas de aquí sin mover un dedo.

A día de hoy, se han reunido unos 1.200 euros, una décima parte de lo necesario, gracias, en gran medida, al aporte individual de los aficionados. Los dirigentes del club ya han manifestado que se plantean enviar dossiers y documentación a empresas de fuera de la provincia para probar suerte. Luego recurriremos a la manida farsa de que en “Huelva no hay nada”, pero cuando lo hay, lo abandonamos a su suerte y permitimos que se marchite.

El IES La Orden es nuestro tren de alta velocidad directo a Europa en primera clase, sin escalas y sin trasbordos. Se trata de una ruta segura y confortable a un destino atractivo y con múltiples posibilidades. La lanzadera está lista, aparcada en nuestra estación, y anuncia la última llamada a un ilustre pasajero que no debe quedarse en tierra.

[Artículo publicado el 28 de abril de 2016 en Huelva24.com]

***El club tiene ha abierto un número de cuenta para quienes quieran colaborar: Caja Rural - IBAN ES22 3187 0069 7634 0018 9027

El Recre tutea a la Segunda B

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Han sido meses de golpes frontales contra la realidad, decepciones postreras, derrotas inesperadas y de irregularidad. Un largo periodo de frustración que ha hecho dudar de las facultades de algunos jugadores, de su talento y especialmente de su rendimiento. Siempre a remolque en cada faceta del juego, el ritmo de los partidos se escapaba de su control y se desbocaba hasta atropellarlos. La precipitación y el nerviosismo les convirtieron en víctimas frágiles, siendo un rival fácil con el que sumar pese a contar con la vitola de gallito en el grupo cuarto.

Pero en la jornada 35, se puede afirmar que el Recreativo ha cogido el pulso a la Segunda B. Ha costado, pero la adaptación parece plena justo a tiempo para certificar la permanencia. No olvidemos que a nivel de club se contabilizaban 17 años sin transitar por estas latitudes. Además, la columna vertebral de esta plantilla ha subido improvisadamente del filial a lo largo de la temporada para remendar los descosidos de las ausencias y el paso de Primera Andaluza a la categoría de Bronce se nota. Sin perder de vista que la zozobra institucional es responsable de una preparación deportiva nefasta, con fichajes que desertaron a mitad de temporada y la suspensión de los derechos federativos por los impagos.

Las inoportunas y persistentes lesiones han impedido también tener continuidad en las apuestas del entrenador. Diego Jiménez es un claro ejemplo, el zaguero zamorano ha reaparecido en el tramo final liguero y ha dotado de una consistencia atrás al Decano de la que había carecido. Arthuro, cuyas características eran una bendición en ataque, apenas ha podido participar dejando huérfana la punta de lanza. Solo Núñez (y Rubén Mesa en los últimos choques), con su experiencia y un excelente estado de forma, ha sido capaz de sostener al equipo en una faceta goleadora en la que el Recre es el segundo menos prolífico del grupo.

Las sanciones han sido otro lastre pesadísimo. No en vano, el propio Diego Jiménez y Ale Zambrano no estarán en el Colombino ante el Melilla por cinco amonestaciones. El Recreativo acumula 11 expulsiones, el que más en el grupo IV, todo un hándicap en una  plantilla tan corta. Alejandro Ceballos se ha visto obligado a realizar malabares para confeccionar alineaciones de garantías y completar convocatorias en muchas jornadas.

La buena noticia es que hay jugadores que han crecido mucho y se han forjado a base de foguearse en situaciones adversas, que es donde se curten los futbolistas. Es el caso de Miguelito, una incógnita al inicio, que llegaba para ampliar la nómina de jugadores pero que se esperaba que gozara de pocos minutos. Hoy es titular indiscutible y uno de los puntales para el técnico sevillano. La evolución de Waldo también ha sido notoria. Ha pasado de último cartucho a revulsivo habitual, capaz de desatascar encuentros con su velocidad y desborde. El estancamiento de Antonio Domínguez ha sido otro desencadenante para que ambos ganaran mayor protagonismo.

José Alonso e Iván Robles han madurado de manera fulgurante también. Sin tiempo para ir participando de un modo gradual, tuvieron que echarse a la espalda la responsabilidad de sostener al equipo atrás en varios encuentros y cumplieron con solvencia. Han cometido errores, pero su aportación ha sido crucial.

El partido en Murcia fue ilustrativo de cómo ha ganado enteros el Recre como bloque. Curraron todos en la destrucción, sin excepción. La presión fue efectiva, con Manu y Dani Molina relevándose en las ayudas a Rubén Mesa en sus intentos de incomodar la salida del balón desde la retaguardia local. Surtió efecto, los pelotazos fueron constantes y Jesús Vázquez desactivaba gran parte de los misiles aéreos antes de que llegaran a su objetivo.  Ahí comenzaron las labores defensivas, en los tres cuartos del campo rival. La desconexión entre la zaga y la medular del Murcia, por el acecho blanquiazul, redujo el peligro sobre el área visitante y las ocasiones más claras del líder se limitaron a jugadas de estrategia y balones colgados, incapaces de trenzar triangulaciones ni filtrar pases a la espalda de los centrales.

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Núñez y Ernesto Cornejo se prodigaron poco en ataque, exceptuando alguna prodigiosa carrera del extremo madrileño, pero estuvieron atentos en los repliegues y arrimaron el hombro para generar superioridades en los carriles, que evitaron opciones de ataque rival por los flancos.

Se sufrió en algunas facetas del partido, y mucho, pero es que era el líder. Todo lo que se pudo hacer con lo que había se hizo, y bien. Durante la primera parte, el Recre fue dueño del encuentro, no en posesión, el control del esférico fue murciano (aunque improductivo y ficticio), sino en los tempos del juego. Supo acelerar cuando vio un resquicio ofensivo, como ocurrió en el gol, y también fue capaz de ralentizar el ritmo cuando el Murcia empezó a ser más vertical, como se vio en los últimos minutos de la primera parte.

El Decano no renunció del todo al ataque pese al tempranero tanto de Manu Molina, aunque permaneció agazapado. Se limitó a dar varios sustos en un par de jugadas aisladas que sirvieron de aviso al Murcia para que no desplegare todo su arsenal a tumba abierta, algo que sí sucedió a poco del final. Sabía que, si dejaba espacios, el Recre contaba con armas para aprovecharlos. El gran mérito recreativista fue conseguir que los pimentoneros no estuvieran cómodos en su campo, que cayeran en la ansiedad y la precipitación.

Y esta vez, todo hay que decirlo, la suerte nos sonrió; esa pizca que nos faltó ante La Hoya o ante el Jaén. Porque hubo un penalti de Álvaro Moreno que el árbitro no vio y porque, en los últimos instantes, la pelota no quiso entrar en un barullo que se formó en el área del Recreativo, que a punto estuvo de significar el empate para el Murcia.

El triunfo posee un valor moral incalculable. Estos jugadores han logrado gestas increíbles este año y ganar al líder demuestra que son capaces de conseguir cualquier objetivo. Ya nadie en ese vestuario quiere hablar de adversidades, de situaciones extremas ni de penurias, que las sigue habiendo y apremiantes; la ilusión por ganar, por salvar al abuelo, trasciende a todo lo demás. La comunión es absoluta, la afición ha fortalecido el vínculo de estos héroes con unos colores que ahora mismo son su única prioridad. Quedan tres finales, la primera, el domingo, ante el Melilla, en el Nuevo Colombino y, como dice Marcos Chena, seremos 21.000 contra 11.

Una coz a la cordura con destino El Rocío

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¿Han realizado alguna vez una ruta considerablemente larga, durante varios días y con una mochila más llena de la cuenta? Es extenuante, consume energías rápidamente y nos convierte en presas fáciles de la deshidratación. Se suele recomendar no llevar en la espalda más del 10% de nuestro peso.

Para hacernos una idea, estamos hablando de que un individuo de 80 kilos no debe transportar más de unos ocho de carga de manera prolongada. A partir de esas cantidades, el riesgo de lesiones se multiplica y se somete al cuerpo a un sobreesfuerzo que puede tener consecuencias imprevisibles. Obviamente, son cifras orientativas sujetas a variables como la complexión física, desarrollo muscular y estructura ósea, pero establecen unos parámetros útiles para calibrar unos estándares recomendables.

Una vez puestos en situación, imaginen lo que supondría a dos burros acarrear unos 500 kilos, redondeando a la baja, mientras recorren España entera. Los expertos advierten de que este animal, que alcanza los 250 o 300 kilos dependiendo del ejemplar, es capaz de cargar un máximo del 30% de su masa corporal sin sufrir daños ni fatigarse en exceso. Por tanto, la estimación sería que cada uno de ellos podría portear unos 90 kilos, muy lejos del cuarto de tonelada que se repartirían entre ambos y que, no en vano, representaría el 100% del peso de cada uno de los animales.  

Es el daño colateral que entraña el reto que cuatro abueletes sexagenarios vascos llevan gestando desde hace seis años y que pusieron en marcha el pasado 2 de abril: atravesar de norte a sur la geografía española montados en un carro tirado por Txaro y Txula, dos burritos a los que la caprichosa excursión se les va a hacer muy larga. Partieron desde Llodio, localidad de la provincia de Álava, y pretenden llegar hasta la aldea de El Rocío con la única pretensión de ofrendar un estandarte de San Roque a la patrona de Almonte, con motivo de la romería.

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Al lastre del remolque y sus ocupantes, hay que añadir las provisiones, el avituallamiento, los enganches, las tiendas de campaña, ropa, utensilios de supervivencia y un largo etcétera. Sin perder de vista otras consideraciones nada desdeñables que incrementan los padecimientos de los burros, tales como la orografía y la naturaleza del terreno. Los constantes y pronunciados desniveles que se intercalan por el itinerario, plagado de tramos abruptos y pedregosos, incrementan la resistencia de la carga implicando un sacrificio aún mayor. No es ni mucho menos un paseo por el campo, ya que se trata de una ruta de 45 días (intercalando varias jornadas de descanso), con 1.000 kilómetros de distancia, a razón de algo más de 30 diarios y sujeta a unas condiciones meteorológicas fluctuantes como factor agravante.

Eso sí, aseguran no escatimar en cuidados, aunque entre esas atenciones no han considerado prioritario someterlos a periódicos controles veterinarios durante el trayecto, algo que vulnera la normativa sobre el bienestar animal. Solemos usar términos como animalada y burrada para definir acciones brutales de cualquier índole, creo es hora de que la RAE sea fiel a la realidad y admita una entrada que incluya ‘humanada’.

Las asociaciones animalistas se han puesto en pie de guerra e incluso se ha recurrido a una campaña de recogida de firmas a través de Change.org para frenar lo que consideran un claro caso de maltrato animal. Tratan, al menos, de presionar a la Diputación Foral alavesa para que se cerciore de si cuentan con todos los requisitos administrativos como vía para detener un viaje que nunca debió realizarse con esas premisas.

Encomendados a San Roque y deslomando a dos burros, a Dios rogando y con el mazo dando a dos criaturas nobles. Estamos en el siglo XXI, señores, la tracción animal quedó ya como un vestigio ganadero y una reliquia del transporte. Dejemos de incluir en nuestros pasatiempos el sufrimiento de animales.

[Artículo publicado el 14 de abril de 2016 en Huelva24.com]

La sirena pudo con el choco

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Cuenta una leyenda, que una sirena merodeaba por las proximidades del río Guadiana, entre la Tabla de Tamborríos y el castillo de la Encomienda, atrayendo a los hombres con sus seductoras voces y una hermosura solo al alcance de las deidades, muriendo ahogado todo aquel que sucumbía a su hechizo. Se considera uno de los símbolos más característicos de Villanueva de la Serena (representado en el escudo), hasta el punto de que Serena fue el resultado de una evolución fonética de sirena. El incauto Decano fue ayer una víctima más de este ser mitológico, diestro en las artes persuasivas y dominador del líquido elemento, que cobró vida para luchar del lado del Villanovense.   

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Se nos aguó la fiesta. Esa que empezó a las 9.00 horas de la mañana en la emblemática plaza del estadio antiguo, con un collage de caras somnolientas pero entusiasmadas. Unas sevillanas con interferencias y un ‘perreo reguetonero’ matutino atronando en el hilo musical auguraban un largo viaje, hasta que se desempolvó la videoteca albiazul y la pantalla del Trust Bus deleitó a los pasajeros con encuentros del Recreativo en Segunda División, de 2006, temporada del ascenso a Primera. Una gozada.

Goleadas, triunfos solventes, un fútbol de salón… a todos nos pareció ciencia ficción y generaba extrañeza que aquellos documentos retro no fueran en blanco y negro. Evocaban a épocas lejanas, al Pleistoceno, más concretamente. Pero no, ni siquiera pertenecen a otro siglo, tan solo ha pasado una década, aunque ha llovido demasiado (como ayer) desde entonces. Volvimos a vibrar con las diabluras de Uche, sentando a rivales con movimientos de cintura y desbordes, de las arrancadas y el olfato de ‘killer’ de Rosu, del francotirador con escuadra y cartabón llamado Viqueira, del felino Toño bajo palos, de un puñal ofensivo como Antonio Valencia, del escurridizo Cheli, del infranqueable e incombustible Merino

Los suspiros nostálgicos se sucedieron. Las miradas ensimismadas con aquellas imágenes vidriaban los ojos de los aficionados, sacudidos por un choque de emociones que iban desde la tristeza por la añoranza al orgullo. Algunos retransmitían los lances del juego, otros recitaban la alineación entera, los más entendidos analizaban las virtudes y defectos de cada jugador. ¡Qué golazo el segundo de Uche al Málaga B, qué obra de arte!, esa exclamación fue unánime.

Algo antes de las 14.00 horas llegábamos a Villanueva de la Serena. La compra de entradas fue de lo más sui generis, se aproximaba más a un trapicheo improvisado que a una transacción. En medio de un polígono, con un coche como oficina, en una calle desierta y manejándose un sobre lleno de dinero.

Tras descubrir que la esquina contigua a la zona del fondo (llamada goles en Huelva) recibe el atractivo pero poco realista nombre de tribuna lateral, era turno de llenar el buche para reponer fuerzas. Un establecimiento de montaditos fue el lugar elegido por una parte importante de la expedición. El procedimiento en ese local es proporcionar un nombre al receptor de la comanda para ser avisados cuando el pedido esté listo. Demasiado tentador como para no aprovechar la ocasión. Pasados unos minutos, sonaba por el altavoz un “Comas vete ya”, por favor, sugerido por una voz en off con suficiente convicción, a pesar del desconocimiento del asunto, que generó una sentida ovación y el cachondeo general. En Huelva somos así.      

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Durante el paseo obligado por las calles del municipio extremeño, vestimos con el blanquiazul de las bufandas las esculturas de Villanueva de la Serena, mientras la lluvia acosaba agazapada, amenazando aunque sin mostrarse todavía. Sí se exhibió con exuberancia instantes previos al partido y se regodeó en su húmeda puesta en escena hasta que nos subimos al autobús tras el pitido final. La culpa la tiene el Trust, esgrimían algunos jocosamente. En las gradas, unas bolsas de plástico ejercían de capuchas caseras para aislar la cabellera del chubasco. Pese a la apariencia que mostrábamos, desconocemos a cuánto está el quilo de boquerones.

La borrasca no oscureció los ánimos de la grada, aunque sí nubló la clarividencia de los jugadores en el campo. No se les vio nadar como un bloque en ninguna fase del partido y eso les convirtió en una presa vulnerable e inofensiva. La sirena surcaba grácilmente las aguas de un pesado y rápido césped del Romero Cuerda, mientras el choco sudaba sangre. La defensa terminó cayendo en la trampa de la precipitación y cometió un penalti que decantó un choque de empate a cero que, sin embargo, otorgó la captura del día de los tres puntos al conjunto serón. Con el gol, el chaparrón de imprecisiones amainó para los locales, que circulaban con mucho más sentido y pausa, al tiempo que el Recre se desgastaba corriendo detrás de un balón que nunca estuvo en su poder.

En la grada hubo muchos más quilates que en el terreno de juego; la hinchada serona mostró una pancarta en apoyo al Recre que hizo poner en pie a los algo más de tres centenares de onubenses. Sublime el comportamiento de los serones, todo un ejemplo.

Se volvió a reconocer al Recreativo anterior al Granada B, nervioso, tenso, cortocircuitado, errático y sin chispa. Corrieron mucho, pero de nuevo sin apenas concierto, dando ventaja al rival. Hubo actitud, voluntad e intensidad, tanto como desconcierto, especialmente en la reanudación tras el descanso, donde se percibió desorden táctico y falta de concentración, pecados capitales que se pagan muy caros en cualquier categoría, pero sobre todo en Segunda B, donde los pequeños detalles deciden.

La imagen de Manu Molina pidiendo a Álvaro Moreno habilitar el espacio para cederle el esférico y que fuera el central quien iniciara jugada, es la muestra evidente de que hay jugadores temerosos de asumir responsabilidades inherentes a su puesto. Esa acción costó una contra que a punto estuvo de suponer la sentencia.

Es cierto que Alejandro Ceballos posee escasos mimbres, que él es quien escruta cada entrenamiento y conoce el estado anímico y de forma de sus futbolistas al dedillo, pero a nadie se le escapa que Dani Molina es quien aporta algo diferente en la medular. Es de los jugadores más completos de la plantilla: recuperador y trabajador incansable, con temple, calidad, dotes de mando y precisión en el pase, a pesar de que su juventud le traiciona a veces no midiendo en acciones puntuales. Sustituir al cerebro del equipo cuando buscas la remontada, no parece una maniobra muy productiva. Al igual que sacar a Ale Zambrano en el minuto 88… cosas de entrenadores.

Pese al remojón, el revolcón deportivo y el cómputo global de unas 9 horas en carretera, la afición sigue en pie, magullada, pero entera, lamiendo heridas nuevas y cicatrizando antiguas con el antiséptico más potente, la ilusión.

Tinta blanquiazul a borbotones

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El Trust cobijó ayer bajo la techumbre de su libro ‘Cuando ya nada se espera’ dos de mis grandes pasiones, el periodismo y el Recre. Por tanto, no podía faltar a la cita. Son 400 páginas salpicadas por una indeleble e intensa tinta blanquiazul que dibuja un mosaico de textos con matices caligráficos muy dispares (periodistas, blogueros, aficionados…) pero con un denominador común, el Recreativo.

No es un libro al uso, se trata de una antología fruto de un arduo trabajo de selección y recopilación de un caudal informativo desbordante asociado al Recreativo en los últimos tiempos. El título está cargado de simbolismo,  engancha y representa  a la perfección la épica y la mística tan presentes en el ADN del Recre. La portada es sublime, atractiva, con unas ilustraciones para recrearse visualmente y disfrutar con las evocaciones que generan.

La obra desprende ese olor añejo y con solera, con regusto al Decano, que aportan las hojas de un libro en plena era digital, pero con la frescura de esa corriente pluralista que ventila el tufo a naftalina de enfoques únicos y oficialistas. Porque eso es el Trust y es lo que se pretende que sea el Recre, inclusión, democracia y participación. Unos principios que quedaron respaldados con la mesa redonda protagonizada por quienes colaboraron en ‘Cuando ya nada se espera’.

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Fue una ocasión idónea para debatir sobre el papel de los medios de comunicación, la influencia de los líderes de opinión en la toma de conciencia por parte de la afición y dilucidar en qué punto nos encontramos respecto al nivel de implicación real del recreativismo.

Hubo lugar para enfoques apocalípticos, para otros inspiradores, también se lanzaron mensajes  arengadores, críticas…  pero una conclusión fue unánime, coincidiendo ponentes y asistentes: “El Recre somos nosotros”, para lo bueno y para lo malo. Y toca remar, porque el lujoso  transatlántico esperado que remolque a la maltrecha canoa blanquiazul no va a llegar. Somos un bote perdido y a la deriva en un mar de deudas y al borde de la zozobra y, de momento, solo los carroñeros han venido a tratar de rascar algo.

Si hay posibilidades de llegar a la orilla y pisar tierra firme, será a través del músculo que muestre su afición. Tenemos una bandera con su escudo para izarla y que nos facilite el rumbo, pero hay que subirse al mástil y desplegarla para que se perciba desde todos los rincones. Sin reticencias, sin miedos y sin demoras. Se agota el tiempo, la inanición aprieta y la tormenta perfecta está prevista para el 30 de junio. Hasta entonces, se puede sobrevivir pescando en la taquilla, gracias a los bancos de aficionados animados por la corriente, pero el oleaje azota el casco de la embarcación y su estructura cruje de proa a popa.

Muchos en la grada aún no calibran en su plenitud la extrema gravedad del asunto y ese es quizás uno de los puntos débiles en Huelva. El debate de ayer dio para páginas y páginas de reflexión, pero es quizás esa idea con la que me quedo.

La Virgen del Rocío no va a depositar en las arcas del club dos millones de euros por obra y gracia divina, por mucho que algunos imploren su piedad en la romería dentro de unas semanas. Al igual que tampoco lo hará una empresa de Hinojos con un volumen de facturación exiguo y con un balance negativo en sus cuentas. No podemos agarrarnos a hipótesis, especulaciones, predicciones y convertirlas en tabla de salvación, porque son castillos en el aire, estrellas fugaces que iluminan un deseo que se disipa instantáneamente.

Lo único tangible son los 20.000 espectadores que se desgañitan, los centenares que arropan al Recre en sus desplazamientos, los empleados que hace tiempo sepultaron su interés particular bajo una pesada losa de impagos, porque se resisten a asumir que haya que cargar con la lápida del Decano. Nadie más. No hay vida más allá. No podemos esperar que una horda de extraterrestres millonarios aterricen y nos den una fórmula milagrosa de la eterna juventud del Recreativo.

Hace falta dinero, mucho, pero la solución no es lanzarse a los brazos de promesas sin garantías y de origen desconocido, ni plegarnos a condiciones inaceptables ni conformarnos con ser un apéndice adyacente del Recre. El presente pasa por nuestra unión y el futuro por el fortalecimiento de esa cohesión. Dejemos los bandos, las disputas y el desgaste interno, hay diferencias en matices, pero todos coincidimos en que ansiamos la supervivencia del Recre. No desperdiciemos esfuerzos por monopolizar la razón, algo que en las redes sociales es bastante palpable en algunos sectores, así regalamos terreno al enemigo y le hacemos el trabajo sucio.

Y, por supuesto, no alentemos a quienes desprestigian y denuncian el trabajo incansable por liberar al Recre de un cepo que le impide mirar al horizonte con la cabeza erguida. Jamás, no importan los pretextos, aportar luz con el candil de la justicia a las tinieblas de una gestión puede ser motivo de repulsa o reproche. Las velas encendidas con el combustible de las palabras vacías dan una luz tenue y débil que se apaga fácilmente y termina convirtiéndose en atrezo lúgubre.

El Trust ha trazado una hoja de ruta, pero necesita  que encendamos nuevas antorchas para vigorizar la claridad que han aportado con el destello de la transparencia y la legalidad.

 

La marea rosa cautiva a Huelva coast to coast

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Partido ante el Mann Filter Zaragoza, último de la temporada regular, la escurridiza Andrea Alcántara persigue incesantemente el balón por todo el perímetro en la circulación ofensiva rival. Absorta en su pelea y ajena a cualquier amenaza para su integridad física, no se percata del bloqueo y choca contra el muro letón, Dita Liepkalne, saliendo despedida con gran violencia contra el suelo. Mientras el público del Andrés Estrada aguanta la respiración, la brava jugadora onubense salta como un resorte al parqué, recupera la verticalidad y continúa la presión asfixiante en cuestión de segundos. Ni un mínimo gesto de dolor, aturdimiento o debilidad, nada, se levantó sin pestañear y prosiguió en la pugna por su objetivo.

Así ha sido este año para el Conquero, una carrera de obstáculos donde varios de los escollos han conseguido derribarlas, pero no disuadirlas de levantarse y seguir su camino.

Ese lance fue el tráiler más representativo del largometraje de una temporada que ha tenido cabida para infinidad de géneros en su guion, no ha faltado ninguna vertiente artística en una trama caprichosa y heterogénea. El drama ha sido, sin duda, una de las grandes influencias en el argumento, especialmente en el desenlace, cuando se esfumaban las opciones de competir con garantías por el título. Además, la salida de puntales como María Pina, Asurmendi y Lucila Pascua rozaron los tintes de la tragedia, no solo deportivamente, sino por el agujero anímico que dejaban en el seno de un vestuario unido por un vínculo especial.

También se han rodado sesiones de cine experimental, con las decenas de probaturas que Gabriel Carrasco ha urdido con un presupuesto para pocas florituras y efectos especiales.

Carlos Méndez, gerente del Perfumerías Avenida, se empeñó en incluir en esta historia un componente de novela policiaca, con esa obsesiva persecución al Conquero, un  acoso que se evidenció tras perder las castellanoleonesas la final de la Copa. La frustración les llevó a acusar a la Federación Española de Baloncesto de favorecer a las onubenses por el pago de la ficha de Elonu, para que la pivot nigeriana disputara el torneo. El conjunto salmantino ha permanecido al acecho tratando de desestabilizar de un modo u otro al rival más duro para alzarse con la Liga. No en vano, el técnico conquerista ha llegado a denunciar una caza de brujas por parte del Perfumerías para que las choqueras tuvieran que abandonar la competición.

El suspense ha sido otro de los elementos habituales, como en la víspera de la Copa de la Reina, donde la participación de varias de sus jugadoras era una incógnita, lo cual comprometía la participación en el torneo. Más reciente ha sido el tira y afloja de Elonu y Caldwell, durante los playoffs, que ha mantenido en vilo a los técnicos del conjunto choquero hasta el último instante. La intriga también ha llegado en ocasiones procedente de los responsables de las administraciones e instituciones, que se destapaban como maestros del cine mudo ante las constantes peticiones de auxilio del Conquero.

Sin embargo, ningún género supera al emotivo romance entre el equipo y la afición del Estrada, que ha sido de novela rosa, ese color tan identificativo de las onubenses. Fieles e incondicionales, han jaleado en las victorias y sostenido en las derrotas; aún resuena en las paredes del pabellón la atronadora ovación tras caer en el primer partido de playoffs ante el Girona. Enamorado hasta los huesos de su entrega, pundonor, orgullo, dignidad y esfuerzo, el público no ha escatimado en muestras de cariño y de pasión por un sentimiento joven pero intenso que crece y se extiende por Huelva.  

Pese a las dificultades y el sufrimiento, no ha faltado la comedia, siempre ha habido espacio para las bromas, para esos juegos gestuales de celebración ensayados durante el calentamiento entre Haley Peters y Alba Prieto, la complicidad, los momentos de celebración en la alfombra roja del Ayuntamiento, donde fueron recibidas como estrellas, con la ‘estatuilla’ de campeonas de Copa acunada en los brazos de Itziar Germán.

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Y no podemos olvidar los musicales representados en el Estrada, espectáculos gestados tras horas de ensayo con el maestro de ceremonias, Gabriel Carrasco, y una celestial improvisación que han inspirado obras de arte y un juego coral aplaudido por la crítica. Cada instrumento ha sido clave en los recitales de baloncesto que el Conquero ha brindado en los parqués de la Liga Femenina: La potente internada de Peters y su derroche físico, el coast to coast de Rosó Buch, las fintas y el descomunal talento de Elonu, la fuerza bajo el aro de Caldwell, la dirección de orquesta bajo la batuta de Asurmendi y Catarina Neves, los minutos de temple y experiencia de Luci Pascua, la muñeca de oro tan oportuna de María Pina, la intimidación de Aya Traoré, la garra y el liderazgo de Itziar Germán y el oxígeno que han aportado Nerea Raluy y las chicas de la cantera en momentos decisivos.

También es justo orientar los focos sobre quienes posibilitan con su labor que el espectáculo continúe: la presidenta, el cuerpo técnico, el preparador físico, médico, los que llevan el apartado administrativo, el speaker…

Quizás no sea momento de balances, de análisis, de críticas o de predicciones, simplemente de levantarse del asiento, quitarse el sombrero y aplaudir una función que pasará a la historia y que, pase lo que pase, nadie podrá arrancar ya de las retinas y del corazón de Huelva.

La afición, sonrisa eterna del Recre

Y volvió a ocurrir. Se hizo la ola, se siguieron los cánticos de la grada de animación en todos los rincones del estadio, hubo vítores, aplausos improvisados, bufandas al aire, banderas ondeando, niños pequeños con los ojos vidriosos de admiración al contemplar la grandeza de su Abuelo…

Recuperamos ese humor tan nuestro que nos lleva a olvidarnos por un momento del curso del partido (aunque nos juguemos la vida en él) para permanecer atentos y expectantes a los esfuerzos de un operario del club por reparar y erguir un banderín del córner que el viento había derribado. “Sí se puede”, se le coreaba con esa hilaridad choquera tan característica, contagiando al resto de espectadores que creían que se trataba de palabras de aliento para nuestro Decano.

Y sí, se ha podido, y con creces. El recreativismo ha salido del estado depresivo y letárgico en el que parecía sumido. Y no solo eso, también ha desaparecido la ansiedad, ese potente enemigo invisible, el que desconcentra, frustra y descoloca. Aquel que te aboca a cometer errores sin sentido, a tomar decisiones equivocadas casi sistemáticamente y el que neutraliza la alegría en el juego. Ayer, el Recre jugó quizás el mejor partido de la temporada. No fue brillante ni tampoco ofreció un espectáculo futbolístico de quilates, no olvidemos que esto es Segunda B, pero fue resolutivo, práctico, ordenado, equilibrado, fuerte y un bloque que no dio margen de reacción al rival.

Por fin, esa complicidad del vestuario se extrapoló al césped y se puedo atisbar la sintonía de un grupo de amigos que han estrechado un vínculo urdido y fortalecido por las duras adversidades que sufren y superan juntos. Coberturas defensivas, repliegues, anticipaciones, presión, sacrificio para implementar labores de los zagueros, desdoblamientos para generar superioridades en cada opción de ataque… Ceballos debe estar pletórico y exultante. Se vio en el campo todo lo que un entrenador prepara y anhela conseguir.

Esa solidaridad y el dopaje anímico que inyecta la afición les permitió llegar enteros de fuerzas al final, hecho que ha ocurrido en escasas ocasiones esta temporada, por no decir que se trata de un caso inédito. El respaldo económico de la AFE, el clímax emocional de ver a 20.000 personas vibrando y las dos victorias balsámicas de las últimas dos semanas, les permitieron liberarse de un peso muerto que arrastraban desde hace tiempo.

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La inquietud y la angustia les hacía correr descontroladamente, acumulando kilómetros fútiles que pasaban factura en el tramo final de los encuentros, en el que el cansancio era más que evidente. Una circunstancia que propició la pérdida de puntos en varios encuentros, como los dos que volaron en el descuento ante el Jaén tras un esfuerzo titánico.

Moverse con inteligencia y saber administrar recursos físicos es vital para marcar la diferencia y ocupar el mayor terreno posible. El sosiego, la tranquilidad, la mesura y la recuperación psicológica han permitido mostrar a los jugadores un rendimiento más acorde con sus condiciones futbolísticas. El resultado es más que clarificador: tres triunfos, con cuatro goles a favor y ninguno en contra. Un bagaje que parecía impensable hace unas semanas si se tenían en cuenta los precedentes.

Esa es la lectura positiva. Sin ánimo de ser aguafiestas, existen otros análisis menos alentadores que no hay que obviar. Deportivamente, parece haberse puesto tierra de por medio con el descenso, pero es un pequeño espejismo. Seguimos a cuatro puntos de la quema, porque los perseguidores tampoco han fallado, aunque también es cierto que se ha implicado a otros equipos que parecían salvados en una lucha frenética por eludir el pozo de Tercera.

Otro punto negro es el tiempo, ese contendiente que nunca frena, que corre sin parar y que acecha insistentemente. Sigue jugando en nuestra contra y junio parece más a la vuelta de la esquina que nunca. Si la situación económica no se desbloquea antes de esas fechas, el desenlace será el más dramático de los posibles.

Y, por último, aunque lo de ayer fue toda una demostración de implicación y respaldo recreativista en las gradas, hubo más asientos vacíos de los que debería. Con un cartel de no hay billetes es intolerable que se vean tantas calvas. La reventa sigue haciendo estragos, solo hay que asomarse a la ventana de las redes sociales para encontrar anuncios de particulares que triplican e incluso quintuplican el precio que solicitan por los tickets. Viendo la respuesta del público, algunos avispados sin escrúpulos han convertido la llamada de auxilio del club en una oportunidad de negocio para lucrarse; deleznable, rastrero, ruin…

Pero estas campañas de captación de aficionados que los empleados están lanzando para concienciar al recreativismo de un panorama crítico, también están recibiendo el boicot de empresas privadas afincadas en Huelva, que adquieren grandes cantidades de entradas para idear promociones que repercutan en sus arcas. La estrategia es simple, utilizar al Decano como reclamo publicitario con el que atraer clientela a sus establecimientos y ponerse una polvorienta bufanda abandonada en un cajón durante todo el año para sacar tajada. Cada vez son más frecuentes este tipo de anuncios: “Come en mi restaurante y te damos  una entrada” o “por cada artículo que adquieras en mi tienda (o por compras superiores a…), una entrada (te guste o no el fútbol, vayas a ir o no a verlo).

No es algo generalizado, hay plataformas y empresas que están gestionando las entradas que obtienen con una vocación de servicio y las regalan desinteresadamente a personas que no han tenido acceso a ellas. Pero también es cierto que están aumentando los casos de negocios que ponen al Recre en el cebo de la caña para aumentar sus capturas del día. Ese trasiego descontrolado inutiliza plazas que muchas personas querrían ocupar y que finalmente quedan vacantes. Las peticiones que muchos colectivos reciben de gente que ansía poder ir a los partidos del Nuevo Colombino y que no pueden satisfacerse se cuentan por decenas.

No necesitamos a más gente en Huelva que trafique con el sentimiento blanquiazul, de esos ya hemos tenido bastantes y estamos tratando de echarlos. El que busque sumar, bienvenido, el que trate de subirse al carro para llenarse los bolsillos, su sitio es los pies de los caballos.