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Falta escuadra y cartabón en los primeros compases del Recre

Las pretemporadas del Recre suelen dilatarse en los últimos años más de lo que corresponde y esa rémora en el rodaje es el gran hándicap en los primeros partidos ligueros y una de las ventajas de los rivales para arañar puntos al Decano. Las sensaciones no son malas. Hay destellos, fogonazos de juego que aportan una idea de lo que se puede esperar esta temporada, pero a Casquero le queda mucho trabajo por delante.

Que Marc Martínez es un portero de garantías y contrastado es innegable, a pesar de que lleve dos errores de bulto en apenas tres partidos. Esos fallos no deben recaer solo en la figura del arquero, demarcación que es el último bastión defensivo de un equipo; el encargado de abortar las acometidas que la zaga no ha logrado parar. Y ahí está la clave. La inseguridad del guardameta es un síntoma de fragilidad de su defensa, que ha mostrado desajustes, faltas de entendimiento, carencias tácticas y poca contundencia que repercuten en el eslabón débil, el que habita bajo los palos. Es cierto que Marc ha tomado decisiones desacertadas puntuales, pero no ha estado convenientemente custodiado por sus compañeros. Y se trata de un problema global, no individual, pese a que determinadas acciones de Casado y Diego Jiménez hayan puesto el foco sobre ellos.

El centro del campo es una isla. El equipo está partido entre la defensa y el ataque y la salida del balón de atrás no es limpia. El contrario percibe esa carencia y aprieta en tres cuartos de campo y ahí es donde el Recre zozobra, porque se ve obligado a recurrir casi exclusivamente a lanzar misiles aéreos a la cabeza de Boris, para que el nueve trate de sacar petróleo rodeado por los centrales. Distinto es el ataque cuando Luque, Calvo o Lazo percuten por banda, llegan a línea de fondo, trazan diagonales o desbordan buscando el área. Ahí el peligro es infinito, pero falta construcción, posesión y dominio. De momento el Recre se surte de jugadas aisladas a base de la velocidad de sus extremos. Rafa de Vicente es un faro intermitente ahora mismo, a falta de otro futbolista con ideas, pero su fútbol es algo lento en estos compases, pese a que le sobra calidad y es capaz de marcar un golazo de época como en Badajoz. Pases fáciles imprecisos, conducción excesiva, regates en zonas comprometidas del campo… Esas acciones nos están castigando mucho.

Hay muchas pérdidas en zonas comprometidas y regalos al rival que obligan a duplicar esfuerzos en el repliegue lo cual se traduce en que en el minuto 75 el equipo llega fundido y con capacidad solo para achicar balones. Falta oxígeno y para dosificarlo hay que marcar los tempos del partido y pausar cuando hace falta.

Lo que está claro es que hay más profundidad de banquillo que el año pasado y hay una plantilla equilibrada, con recambios en todas las posiciones. Quizás en la medular falta algo de construcción y arriba los dos arietes tienen características parecidas, faltando otro perfil de delantero rápido y de más recorrido. Aunque no hay que olvidar de dónde venimos y que es un lujo el plantel que posee hoy el Recre.

Esto acaba de empezar y queda mucho por delante. Sí es cierto que se vislumbra talento y potencial suficiente como para tener una temporada tranquila y disfrutar por fin del fútbol sin estrecheces clasificatorias. Próximo objetivo, victoria en el Nuevo Colombino.

La eternidad de cinco meses del Recre

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Bien podría haber pasado un año, un lustro o toda una eternidad desde aquel viaje a Villanueva de la Serena. Lo único seguro es que desde entonces ha llovido mucho, bastante más, si cabe, que aquel aguacero que soportamos (a la intemperie) los 90 minutos en las gradas del Romero Cuerda. Era otra parada más de una travesía por el desierto de la inanición económica y deportiva que solo ha encontrado un maná en el extenuante periplo, la afición, único sustento para una institución que se ha tambaleado pero que nunca ha hincado la rodilla.

Aquello ocurrió el 10 de abril, hace algo más de cinco meses. Una horda de irreductibles soñadores y luchadores partía hacia dominios extremeños en plena tormenta institucional desatada. Era mi segunda expedición para apoyar al Recre fuera de nuestras fronteras (la anterior fue a Algeciras) y lo que se respiraba no eran ni mucho menos aires de derrota, pesimismo o temor, a pesar de que coqueteábamos con el descenso y el pronóstico del abuelo no era nada alentador.

Había una certeza, mientras el blanquiazul vibrase y despertase pasión, mientras ese escudo centenario hiciese suspirar y mientras esa camiseta generase irreprimibles lágrimas de emoción, seríamos invencibles. Y aquel día, nos perpetuamos… una vez más. Lejos de la extremaunción, la derrota (1-0) en un partido nefasto e infame (incapaces de llegar a la portería rival y con un juego errático) renovamos nuestros votos, recibimos la consagración de un sentimiento y una fe que quedó sublimada paradójicamente al bajar un escalón más en dirección a los infiernos. El traspiés inesperado resucitaba a los serones, rivales directos por la permanencia, y el Recre volvía a perder fuelle en la clasificación.

Pese a la decepción evidente, aquel jarro de agua fría caló nuestra ropa por la intensa lluvia, pero no reblandeció las esperanzas tras un encuentro que será desterrado de la videoteca de cualquier recreativista. En aquellos instantes, el clavo ardiendo (cada vez más templado) era la metafísica, mientras la matemática y la estadística financiera se empeñaban en darnos la espalda.

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El agnosticismo y el ateísmo quedaron deserrados, no quedaba espacio para las medias tintas, los más escépticos aparcaron sus reservas y se volcaron, aunque la lógica les gritara a voces que aquello que invocábamos con energía no era más que una entelequia. Ese día, cuando todo se torció y la soga más apretaba, muchos asumieron como suya una creencia que antes seguían con devoción por amor a unos colores pero sin convencimiento.

Hoy, las cuentas siguen plagadas de borrones y con complejos cálculos sin resolver, al margen de ecuaciones con diferentes variables e incógnitas múltiples que precisan ser despejadas, pero hay camino, uno que se forjó en gran parte aquella tarde de abril y que se venía gestando un tiempo atrás. El calendario liguero depara al Recre para este fin de semana el retorno a uno de sus avernos particulares la temporada pasada, en el que cientos de gargantas fueron capaces de dibujar un arcoíris blanquiazul que permitió esquivar el azufre de la desazón.

[Artículo publicado el 15 de septiembre en Huelva24.com]

Força Decano, mete un gol

El pitido final se acerca y perdemos por goleada; el árbitro no concederá ningún tiempo añadido al reglamentario y no habrá prórroga en caso de empate, solo nos vale la victoria, y tiene que ser ahora. Jugamos en casa y con el aliento de nuestro público; hay que lograr una remontada que marque un punto de inflexión en la historia del fútbol.

El Abuelo ha conseguido reclutar a un conjunto muy batallador, pero con algunas demarcaciones prácticamente desiertas. Esto se traduce en un desequilibrio que nos ha llevado a afrontar los últimos minutos de la gran final con una desventaja considerable.

Nuestros laterales, capaces de cubrir los límites de la provincia con celeridad, hacen un recorrido de ida y vuelta tratando de habilitar nuevos espacios; los pivotes se posicionan en la medular de Huelva como catalizadores del juego, encargados de recibir la aportación de los líberos, que se suman con decisión al ataque desde la retaguardia con la intención de asistir a la punta de lanza.

La plantilla está plagada de talentosos efectivos que regatean con maestría a las adversidades, sin florituras ni grandes alardes, lo suficiente para que prospere la opción ofensiva. Son los encargados de allanar el camino, de lidiar con quienes obstaculizan o se oponen a permitir que ingresen en el área, y tratan de que el delantero reciba en una posición franca de disparo para aumentar las posibilidades de anotar.

Este perfil es el que más se repite en el equipo, el de esos jugadores que realizan una labor oscura, poco vistosa y carente de reconocimiento, que permanece fuera de los focos; aquellos que sacrifican su lucimiento de cara a la galería para que otros aparezcan en la foto como héroes. Son los verdaderos Capitanes de este plantel, los que sostienen al conjunto en el terreno de juego y los mantienen aún en la pelea.

También hay un brillante cuerpo técnico, los ideólogos de esta táctica experimental que modifican el esquema de juego en función del rendimiento y de las necesidades del equipo. Dedican horas a estudiar al rival y a buscar una estrategia que potencie las virtudes de los suyos y minimice las carencias.

¿Qué falta? Los delanteros. Los encargados de construir el juego no pueden asumir la faceta goleadora porque carecen de esas características, y quienes gozan de ellas permanecen en el banquillo o no han entrado en la convocatoria por voluntad propia. Necesitamos a los pichichis de Huelva o a un flamante fichaje foráneo, da igual, pero que aporte ese elemento diferencial para reducir la distancia en el marcador hasta neutralizarla del todo. Algún ariete local ha hecho el amago de incorporarse al ataque, pero ha dado una patada al aire cuando trataba de hacer una chilena y se ha terminado marchando cabizbajo al túnel de vestuarios.

Aquel ostentoso falso ‘9’, oportunista pero errático, está a tiempo de enmendar su lamentable actuación empujando a puerta vacía una asistencia que Huelva lleva poniendo desde hace varias semanas. Urge el gol. No precisamos un delantero que baje a recibir, que pugne con los rivales, que se desfonde, que ayude en labores de presión y recuperación, solo que remate ese trabajo que ha realizado el resto del equipo.

Quedan apenas unos días para el 30 de junio, decenas de personas siguen generando ocasiones para que alguna de las grandes empresas de esta ciudad (o de fuera), exjugadores del Recre, instituciones… hagan su decisiva aportación para que el Abuelo consiga la victoria más importante de su historia.

[Artículo publicado el 23 de junio de 2016 en Huelva24.com]

Resiste, abuelo, tus Líberos van de camino

Querido abuelo:

Sigues lejos, pero hoy te siento algo más cerca. Hay mucha gente aquí fuera preguntando por ti, interesándose por tu situación y queriendo ayudarte. Nadie te olvida. Llegan mensajes diarios recordándote y enviándote fuerzas.

Te extrañamos. Tu gente de siempre se está volcando por rescatarte y convencer al mundo de que es posible traerte de vuelta para cuidarte entre todos. Si pudieras vernos, tu frágil rostro esbozaría una sonrisa orgullosa al contemplar a todos tus nietos unidos colaborando entre sí, incluida tu familia política, esa que siempre decías que te quería de boquilla y por el interés de las urnas.

Con los años, el vínculo con tu gente de los pueblos se fue deteriorando; te restringieron la comunicación con ellos y apenas te permitían profesarles devoción y agradecimiento como antaño. Pero, ¿sabes qué?, hay una caravana que visita los municipios de la provincia en tu nombre para recordarles que son imprescindibles para ti y que tu supervivencia depende también de ellos. Y están respondiendo con creces, abuelo, se han puesto manos a la obra sin dudarlo, liderando iniciativas para auxiliarte.

¿Recuerdas las grandes épocas de ascensos, promociones, liguillas y partidos gloriosos? Pues la gente ha engalanado sus balcones, sus casas y sus coches como entonces. Familias enteras visten tus colores para ir al colegio, al trabajo o a una barbacoa; los pequeños recitan las canciones que hablan de ti, que narran tu grandeza.  Porque tu retorno será el mayor triunfo en 126 años de historia, la proeza más recordada, y hay que vestir Huelva con sus mejores galas. Estamos decorando tu casa como te gusta para darte la bienvenida, para que todo luzca a tu gusto. No permitiremos que nadie vuelva a arrancarte jamás de nuestro lado.   

No quiero imaginar lo débil que estás; estremezco solo de pensarlo. Tienes que resistir, solo un poco más. Pronto estarás con nosotros. Sé que odias las promesas, que llevan meses alimentándote a base de juramentos con colorantes retóricos que han derivado en una anemia de esperanzas. Tan solo te diré que Huelva se está dejando la piel por ti, eso sí puedo asegurártelo.  

Necesitamos una prueba de vida, una súplica de tus labios que difundir por cada rincón para que los escépticos calibren la gravedad de tu situación. Que tu temblorosa voz moribunda sea el mensaje más efectivo. Pero la crueldad de tus carceleros no tiene límite. Además de torturarte haciéndote arrastrar el escudo de la vergüenza, te han amordazado vetando tus palabras de socorro.

Hemos asistido impotentes a un maltrato sistemático y premeditado por parte de tus captores, que desfiguraban tu rostro a golpe de mentiras, al tiempo que decían sentirse más dolidos que nadie por esta situación. Te han vejado dejándote al borde de la inanición, abandonado, sin suministros básicos y obligándote a mendigar medicinas.

Has sufrido ruines humillaciones de tus secuestradores, que se han reído de tu longevidad e infinito valor con una nefasta gestión, que tuvo en la última junta de accionistas el más cercano y esperpéntico capítulo. Aparecieron oportunistas justicieros que se aprovecharon de tu desgracia para pasear por tu casa, por tus habitaciones y sentarse en tu sillón, garantizando que pagarían tu rescate.

Otros no habrían soportado este martirio y yacerían esperando el golpe de gracia definitivo, pero tú permaneces erguido, exhausto pero eterno. Sé que de algún modo te llegarán estas palabras. No desfallezcas, abuelo; nos estamos aproximando a ti, cada día un poco más. Ahora que te han hecho caer, nosotros te levantaremos; los Líberos del Decano te sacaremos de tu cautiverio. Seguimos dando pasos, queda mucho por andar, pero sabemos cuál es el camino, el camino eres tú, Recre.

[Artículo publicado el 9 de junio de 2016 en Huelva24.com]

Recre, vos SOS mi vida

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Tendría unos 10 años, un renacuajo tímido que se volvía insolente y obstinado cuando llegaba el domingo. La asistencia al Colombino era innegociable. El Recre reclutaba al estratega que había en mí o directamente me instruía con su magnetismo natural proporcionándome las armas para no faltar a la batalla dominical en el polvorín de la Segunda B.

Ahí acuñé mis primeros recursos persuasivos, e incluso el chantaje era una opción factible si la cuestión se enquistaba y no prosperaba. Por entonces, el potente arsenal de extorsión consistía en amenazar con no asistir al colegio al día siguiente o parapetarme en mi cuarto sin provisiones, haciendo huelga de hambre. Todo un activista, la causa lo merecía. No podía fallarle al abuelo.

Las horas previas eran momentos de tensión y tiras y afloja, pero solía salirme con la mía. En ocasiones lograba además alistar a un soldado de mayor rango como mi padre. Aunque no siempre respondía mi progenitor a la llamada a filas y tenía que recurrir a otras argucias para no faltar a la cita.

Con carácter, determinación y los bolsillos cargados con chucherías para reponer fuerzas y no flaquear en la animación, me enrocaba en la postura de no aceptar un no por respuesta; no existía rendición posible. Ante mi exasperante insistencia y cuando fugarme empezaba a ser una posibilidad contemplada seriamente sino se atendían mis peticiones, solía llegarse a un armisticio satisfactorio para ambas partes. Mi bendita madre era la que ejercía de diplomática con su paciencia infinita, estableciendo como  única condición para cerrar el pacto que accediera a ser escoltado por ella hasta las puertas del estadio.

Han pasado dos décadas de aquellos momentos de empates a cero con el Mármol Macael, de los goles de rebote, del ‘patapum parriba’, del tío del puro que incrustaba el olor en la memoria de tu pituitaria durante una semana, del crujido compulsivo de las pipas, del “árbitro becerro” resonando cíclicamente, de vibrar con un saque de banda pegado al banderín del córner…

Sin apenas levantar un palmo del suelo, siendo un chaval, el abuelo me dio la lección más importante sobre el fútbol. Me enseñó que no son los taconazos, las chilenas y los  disparos a la escuadra lo que engrandecen a este deporte; es la lucha, el amor, la pasión, los dientes apretados, las lágrimas, el sufrimiento, la incondicionalidad, dejarse la piel… Es ver al capitán de tu equipo remando a contracorriente con un brazo vendado y olvidarse del dolor abnegado en la defensa de un escudo y sus colores.

Cuando al sábado siguiente iba a los pinos de Aljaraque a dar patadas a un balón, no practicaba rabonas o regates imposibles de Romario, trataba de imitar a Manolo Pedraza, colocándome una sudadera desde el codo hasta la muñeca, emulando a una férula, despejando el peligro de la zaga y arengando a los compañeros.

¿Por qué te quería entonces, si no eras atractivo, vistoso, elegante, rico, famoso ni laureado con decenas de títulos?, por lo mismo que ahora, cuando yaces mutilado, moribundo, haraposo y carcomido por las ratas, porque eres parte de lo que soy, porque soy de Huelva y eres el alma de esta ciudad. “Es un sentimiento, no trates de entenderlo”.

Sé que tú que lees esto y eres blanquiazul hasta la médula entenderás cada línea que no escribe un periodista, sino un Líbero del Decano más. Todos los que atesoráis recuerdos imborrables como el mío sois guardianes de su historia y ahora nos corresponde ser parte crucial de ella escribiendo el capítulo más importante de sus 126 años de existencia. “Aquí está tu gente, la que no te va a fallar”… #SOSRecre

[Artículo publicado el 26 de mayo de 2016 en Huelva24.com]

La cuna vuelve a mecer al fútbol

ISF Huelva
ISF Huelva

Tras años estático, indeciso, hierático, paralizado y extraviado en una espiral de complejos, el fútbol vuelve a dar un paso adelante en Huelva y avanza con determinación hacia el reconocimiento de su ecosistema patrimonial. Entumecido y desorientado, ha precisado de una brújula para reubicar su norte y de un bastón para apoyarse en el reinicio de la travesía. La labor de varios apasionados espeleólogos le ha permitido descubrir sus concavidades más ocultas donde se hallan tesoros que se creían perdidos y que yacían ocultos a la espera de ser extraídos y enseñados al mundo.

La afición ha ejercido de sherpa del balompié onubense, soportando un pesado equipaje, para que el Recre pudiera alcanzar el campo base de una escarpada cordillera; aún deparan muchos kilómetros de ascensión hasta la cima. Inmerso en esa extenuante expedición sin apenas oxígeno ni provisiones, gente como Jesús Vázquez, recreativista hasta la médula y onubense de pro, quiso trazar una ruta alternativa para divisar un horizonte futbolístico onubense e izar nuestra bandera a través del conocimiento.

Han sido meses estudiando la topografía del terreno y contactando con expertos dispuestos a embarcarse en esta aventura que finalmente ha abierto una vía de expansión y divulgación muy provechosa. El ‘Simposio Huelva, cuna del fútbol español’ señala en el mapa un check point ineludible que sitúa a la provincia onubense como centro neurálgico ineludible para cualquier camino con destino al balompié nacional.

El aula magna del edificio Antonio Jacobo del Barco de la Universidad de Huelva fue el escenario perfecto para dos jornadas de vida y deporte. Organización exquisita, programación equilibrada, ponencias de quilates, invitados de excepción, narración de experiencias vitales y deportivas sublimes, sobresaliente tratamiento y atención a los asistentes… No se escatimó lo más mínimo y se cuidó hasta el último detalle. Más allá del interés del contenido, todo lo que rodeó al evento estuvo salpicado de una atmósfera de cercanía sofisticada. El desarrollo del simposio se alejó del formato de ponencias encorsetadas donde existe un abismo entre el auditorio y los participantes.

Chema Sanz, preparador físico del Córdoba, encargado de la primera charla, eliminó ese espacio simbólico y ejerció de arquitecto comunicativo trazando constantes puentes dialógicos con el público. Bajó del púlpito, se remangó, dejó la chuleta en un bolsillo, se olvidó del tiempo y fue reescribiendo el guion. Aquella histriónica improvisación se tradujo en un dinamismo contagioso, un recurso difícil de dominar que su carisma condujo con maestría.

Entre exhortaciones, simpáticos exabruptos, chascarrillos y explosivos cambios de ritmo expositivos, aportó con humildad y sinceridad demoledora las claves que ha ido recopilando durante su carrera: “El mejor preparador físico es un jugador que se conoce a sí mismo”. Esta frase, quizás, resume de un modo lapidario su filosofía. Aboga por un concepto del técnico como gestor del estado de forma de los jugadores, no entendida en su versión reduccionista del físico, sino atendiendo a un componente personal que influye directamente en el rendimiento. “Entrenamos a personas que juegan al fútbol, no a futbolistas”.   

El testigo lo recogieron Pablo Blanco, coordinador de la cantera del Sevilla, y Carlos Marchena, campeón de la Eurocopa y del Mundial con la Selección Española, que participaron en una entrevista a dos sobre los factores que influyen en la formación de los pequeños desde la captación.

Marchena recalcó el papel de la familia encarnado en la figura de su padre, que fue su soporte en los inicios, con mucha mano izquierda para lidiar sus dificultades de adaptación, y su anclaje de humildad cuando llegó a la élite y existía riesgo de caer en la soberbia o el engreimiento. Pablo Blanco puso la nota reposada y sabia de un hombre de fútbol que lleva toda la vida descubriendo talentos. La inteligencia, la personalidad y el carácter son para él los criterios vertebradores para poder acceder a una cantera con tanta exigencia y competencia como la del Sevilla. “Si el chico que está haciendo la prueba se aprende el nombre del bueno del equipo y se acerca a él para hacerse su amigo, es señal de que sabe lo que hace y tiene mucho ganado”.

Existe un enemigo común que comparten todos los jugadores sin excepción, un adversario temido, odiado y difícil de regatear. Ángel Aceña, miembro del cuerpo técnico del Sevilla como readaptador, disertó sin tapujos sobre las lesiones, la némesis del deportista. Experto en prevención y recuperación dentro de este ámbito, desgranó un concepto al que también aludió Chema Sanz en su intervención, y es que no existen soluciones estandarizadas con una efectividad infalible.

Además recalcó la incidencia de los factores emocionales (soledad, un entorno tóxico, ausencia de la familia…) que a menudo se subestiman y que no son nada desdeñables. Como miembro del conjunto hispalense explica la dificultad para programar la carga de trabajo semanal jugando tres partidos por semana casi durante todo el año (Liga, Champions y más tarde Europa League, y Copa del Rey) para limitar la aparición de las lesiones. “Hay jugadores que se recuperan mejor de domingo a jueves y otros que lo hacen mejor de jueves a domingo”, por lo que la preparación individualizada, conociendo la situación de cada futbolista, es clave en este proceso.

La jornada finalizó con el partido entre el Recre y el Betis  en el Nuevo Colombino que, si bien no estaba en el programa del evento, fue el broche de oro ideal.

La piedra filosofal del juego azulgrana

El simposio se reanudaba al día siguiente con toda una eminencia como Joan Vilà, uno de los artistas conceptuales creadores del mosaico de valores que han inspirado un nuevo modo de entender el fútbol. Director del Área de Metodología del conjunto culé, ha cincelado la base ideológica sobre la que descansa la piedra filosofal del juego azulgrana. Los aportes teórico-prácticos de su exquisita ponencia ilustraron el lema de ‘Mès que un club’ presente en todos los estamentos.

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ISF Huelva

“Si dispongo del balón, doy un paso hacia atrás para posicionarme y habilitar, si lo pierdo, doy un paso adelante para recuperarlo”. Toda una clase magistral de aspectos tan específicos como el movimiento del cuello para facilitar la visión periférica y conocer la situación (ubicación propia, la del compañero, posible vía de pase, colocación del contrario) en el campo. Recalcando lo intrincado de algo tan aparentemente sencillo pero crucial en el Barcelona como es el pase: posicionamiento del cuerpo, toque, facilitar el envío a la pierna buena del receptor… todo un compendio de factores que tratan de optimizar más que mejorar y que articulan, usando las palabras de Paco Seirul-lo, un continuum de la complejidad.

Todo gran evento cuenta siempre con una ausencia de renombre. Un problema de salud impidió a Marcelino García Toral acudir al simposio e impartir su conferencia ‘El modelo de juego’. Para reparar la fisura en la programación, acudió al rescate la profesora de la Onubense, Clara Pazo Haro, que desglosó la investigación de su tesis doctoral centrada en los valores inherentes al proceso de formación que posibilitan que los jugadores alcancen la élite deportiva.

Uno de los aspectos centrales de la exposición fue el rol de la familia como eje del desarrollo del futbolista y que es, al mismo tiempo, todo un desafío para los entrenadores. “En la formación de los técnicos no se incluye ninguna asignatura concreta centrada en gestionar el factor de la familia, cuando los estudios determinan que es uno de los elementos más influyentes en el contexto personal de cada jugador”.

La historia de unos gladiadores

El deporte es un glosario de historias humanas, una antología plagada de testimonios de superación y abnegación por conseguir un sueño. Sin duda, el capítulo más emotivo del simposio lo protagonizó el CD Sordos de Huelva. Cada palabra de su fundador y alma mater, José María Benabat, hormigueaba por la piel de los asistentes poniendo los pelos de punta. El auditorio alzó el brazo y lo agitó al unísono a modo de gladiador que blande su espada, un gesto que se ha convertido en el revulsivo de la plantilla en momentos duros durante los partidos. Inmejorable manera de homenajearlos. Hicieron brotar alguna lágrima, arrancaron aplausos espontáneos y pusieron en pie a un público que dio una cerrada ovación durante varios minutos cargados de sentimiento.

“Papá, has ayudado a muchos niños de mi edad, pero no a mí”, así comenzaba esta historia, con las palabras de Chema, hijo de José María y jugador destacado del CD Sordos de Huelva, que llegaron muy hondo a un padre que desde entonces se dedicó en cuerpo y alma a este proyecto.

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Durante algo más de una hora, demostraron que pueden comunicarse perfectamente, reivindicaron que están tan capacitados como los oyentes, contaron que les molesta que les llamen sordomudos, que disfrutan de la vida haciendo lo que les gusta, el fútbol,  y que además son muy buenos.

“Juan (refiriéndose a Juan Merino), cuando los sevillistas alardeen de que han sido ganadores de tres títulos continentales consecutivos, diles que nosotros también lo somos y antes que ellos”. Porque al margen de ser un ejemplo de vida, son toda una referencia en su disciplina, capaces de tutear a cualquier conjunto europeo, a pesar de sus escasos recursos y un presupuesto ajustado.

Las instituciones siguen sin reconocerles sus éxitos y les han dado la espalda sistemáticamente. “Ni la presidenta de la Junta ni Diputación ni el Ayuntamiento nos han recibido tras lograr los títulos”. Esta es la prueba más que evidente de que la gran barrera para ellos no es la sordera, sino la falta de apoyos.            

El postre de este opíparo menú no desentonó en absoluto con el resto del festín divulgativo, cerrando el simposio una mesa redonda con José Ramón Sandoval, Juan Merino y Sergio González, tres entrenadores que han ocupado banquillos de equipos de Primera División. Análisis sobre la metodología de preparación, consejos respecto a la gestión de egos en el vestuario, claves motivacionales, adaptación de modelos de juego ajustados a los recursos de la plantilla… Una charla prolífica y plural en la que participaron tanto ponentes como asistentes y que enriquecieron el conocimiento en diversos ámbitos.

El fútbol sigue necesitando a su padre, Huelva, que meció la cuna hace 126 años, lo crió y alimentó hasta que alcanzó su madurez y salió fuera de nuestras fronteras a conocer otros campos de España. La ciudad onubense es su hogar, sus raíces, aquel enclave nostálgico que evoca recuerdos añejos y filtra de impurezas su esencia. Eventos como este simposio devuelven al hijo pródigo a su casa, lo agasajan con un caluroso recibimiento y le invitan a quedarse para recuperar el tiempo perdido.

Tú nunca irás solo, Recre…

El sufrimiento deja de compartir escenario. Tras 38 partidos de angustia e incertidumbre, la pelota pasa al tejado de los despachos, que determinarán si vuelve a rodar en el Nuevo Colombino. La permanencia deportiva en Segunda B era indispensable, pero ni mucho menos definitiva en esta pugna por la supervivencia.

Después de meses coqueteando con el descenso, rozando la comisura de unos labios que ansiaban darnos el beso de la muerte, queda lo más duro. Tras hacerle la cobra a ese obstinado pretendiente que nos arrastraba a un catre de Tercera, toca que prosperen los trámites de divorcio contra quien ha tratado de desintegrar a la familia recreativista.

Falta saber, además, si quien mandaba cartas de amor (en forma de comunicados) muy poco románticas y menos convincentes hace unos meses tiene intención de dejar de insinuarse con timidez y jura amor incondicional, o finalmente calla para siempre y permite al Recre rehacer su vida de otro modo. El Decano tiene ya una edad como para ir perdiendo el tiempo con galanes indecisos que ni comen ni dejan comer: No se declara oficialmente, pero en cuanto intuye movimientos de otros interesados, inventa alguna argucia para engatusar y no perder su posición privilegiada.

El Trust no puede prometerle una relación estable, al menos no en estos momentos, pero sí vivir una aventura en forma de campaña de salvación y lo que surja. Quizás funcione o quizás no, quién sabe, pero la afición ha mostrado que apuesta por este idilio y que quiere intentarlo porque ama al Recre sin mesura. Le ofrece sinceridad, atención y mucha pasión, algo de lo que el Decano está muy necesitado desde hace mucho tiempo.

Son ya varios años padeciendo los desmanes de un matrimonio de conveniencia concertado entre Ayuntamiento y Gildoy que hipotecó el futuro del Recre en manos de alguien que jamás cumplió sus votos de cuidarle y respetarle hasta que la muerte les separe.

Aquel vividor conoció la soltería institucional del Decano y, atraído por su apellido de alta alcurnia, se apresuró en preparar el enlace marital. Consciente de la influencia del Decano en la sociedad futbolística, quiso dar un braguetazo a costa de arrebatarle todo su ajuar identitario. Y así fue. El amor nunca existió y esa unión ha ido consumiendo lentamente a un Recreativo  con demasiadas cicatrices sentimentales.

El Trust tratará de que se proporcione por todos los medios un techo y un sustento al Recre antes de que lo desahucien el 30 de junio. En caso de conseguirse, será un refugio provisional, un pequeño nido de amor donde vivir día a día y luchar por salir adelante juntos.

Víctima de un hogar desestructurado e intoxicado por las mentiras e infidelidades del vividor, el Recre necesita que su fogoso amante de siempre, la afición, le haga creer de nuevo en sí mismo. Desde que pidió auxilio con aquel mensaje furtivo a la desesperada, no le han faltado las muestras de afecto y de cariño desbordado.

Huelva ha abrazado con fuerza al Decano y le susurra al oído “tú nunca irás solo, Recre, tú nunca irás solo…”   

Los mandamientos del que manda y miente

http://forosdelavirgen.org
http://forosdelavirgen.org

Falsos predicadores portadores de las tablas de la ley del mercado mancillan desde hace tiempo la Palabra Sagrada, el fútbol. La nueva evangelización del balompié trajo a Huelva a uno de los autoproclamados profetas del recreativismo, un falso ídolo al que adoraron algunos y cuyos postulados incumplieron cada uno de los 10 mandamientos que dictan el comportamiento regio.

1-Jamás amó al Recre sobre todas las cosas, lo convirtió en un producto empresarial que exprimió y llegó a vaciarlo de su valor. Su máximo afán ha sido enriquecerse sin miramientos respecto al perjuicio que pudiera causar a la comunidad blanquiazul.

2-Tomó sistemáticamente el nombre del Recre en vano; con su beligerancia, oscurantismo, despotismo y un trato vejatorio a los medios de comunicación, la afición, los empleados y a los jugadores, ensució la integridad de una institución modélica que se forjó un respeto a base de humildad, transparencia y cercanía.

3-Ha sido un elemento de discordia y disonancia constante, impidiendo que se santificasen las fiestas. Cada domingo, se ha repetido la orfandad en el palco, las protestas generalizadas y se ha implorado piedad para no ser arrastrados a los infiernos. Las jornadas dominicales han distado mucho de ser celebraciones futbolísticas; más bien se han convertido en plebiscitos, en rezos de un rosario de plegarias de 90 minutos, de invocaciones divinas con la mirada clavada en el marcador.

4- Deshonró al Padre del fútbol español, que ha acunado a varias generaciones llegando a convertirse en el Abuelo de un deporte desconocido en nuestras fronteras hasta su irrupción. Ha maltratado su memoria y comprometido su pervivencia. Su báculo de mando azotó el costillar de quienes estaban llamados a heredar el legado del Recre, alejándolos de su regazo. Arrebató a los nietos del Recreativo uno de los símbolos más identificativos, el crucifijo blanquiazul, su escudo, que a día de hoy sigue secuestrado.

5- Matará si un milagro no lo evita. La soga de la codicia y la irresponsabilidad ha asfixiado al Recre, un Dios al que decía venerar y al que ha sometido a una cruel agonía. Un acto que posee implicaciones nietzscheneanas más globales, demostrando la desaparición de unos valores objetivos y de una ley moral universal en el balompié actual. Un contexto que escenifica el nihilismo de principios que representa el fútbol moderno.

6- Los actos impuros han salpicado su hereje catecismo. Trabajadores privados de su sustento, chavales cuyo bautismo se ha producido con el agua más ácida y corrosiva del fútbol: los impagos, la incertidumbre, el desamparo y el abandono. Y qué decir de la tortura infligida a la afición, azotada con el látigo de la desinformación, vilipendiada por el mutismo más lacerante e intoxicada por una bilis que ha ido acumulando durante años.

7- Ha robado el Recre a su gente, lo ha expropiado material y emocionalmente a los onubenses, llegando casi a arrebatárselo. Ha sustraído su esencia, el espíritu que lo fraguó. Lo ha despojado de su idiosincrasia y absorbido todo su potencial. Nos ha hurtado tiempo, un tesoro preciado que ha terminado transformando en uno de nuestros más acechantes enemigos. Ha esquilmado una fértil cosecha de 126 años de historia. Algunos jardineros se afanan por retirar la cizaña y abonar una tierra fértil pero muy castigada; los brotes verdes son tiernos y frágiles, pero rociados con un fertilizante a prueba de alimañas llamado Trust.

8- Custodiado por sus acólitos y respaldado por su terna de monaguillos de confianza, sus falsos testimonios y mentiras adquirieron categoría de dogma que la ‘ciencia’ judicial hoy empieza a desmontar. Plazos incumplidos, ventas etéreas que nunca se materializan, compromisos en el abono de las nóminas (“quiero pagar pero no me dejan”), deuda, comunicados capciosos y plagados de incongruencias, los famosos e intrincados flecos, justificaciones acusatorias para argumentar la situación de los empleados, y un largo etcétera. Sin olvidar todos los pecados que deberán expiarse el día del juicio final, la catarsis redentora tras una dura y angustiosa travesía por el desierto con el maná de la querella como sustento.

9- Ha albergado pensamientos impuros respecto al Recre. El último de ellos, nada menos que liquidar la entidad en caso de no recibir garantías de que únicamente se le embargarían un 5% de las acciones en concepto de fianza que el juez solicitaba tras admitir la querella del Trust. Una amenaza que evidencia su más absoluto desprecio a un equipo al que ha dado el beso de Judas en múltiples ocasiones.

10- Ha codiciado de forma enfermiza y obsesiva un bien ajeno, algo que jamás le ha pertenecido pese al porcentaje de acciones que estuvieran en su poder. Logró con ello profanar un templo, el Nuevo Colombino, que vació de fieles espantados por los tributos que solicitaba.

A pesar de que, desde algunos ámbitos, ya se recitan pasajes del Apocalipsis, su afición, los recreativistas de verdad, tratan de recuperar los primeros versículos del Génesis para incorporarlos al Nuevo Testamento del Recreativo, que varios de sus discípulos ya están escribiendo en nombre de nuestro Decano. Por los siglos de los siglos, amén.

[Artículo publicado el 11 de mayo de 2016 en Huelva24.com]

La Hidra blanquiazul

Según la mitología griega, la Hidra era una bestia acuática policéfala capaz de regenerar dos cabezas por cada una que perdía. Moraba en el lago de Lerna y, bajo sus aguas, se hallaba una entrada al inframundo que este ser custodiaba.

La mutación del Recre a la criatura de esta fábula milenaria sigue completándose, aunque sin los aires despiadados y destructivos que la describían. El Nuevo Colombino, a orillas de la Ría del Odiel, se ha convertido en la antesala de  un infierno ambiental en las gradas para quienes lo visitan y también en el epicentro de un averno institucional que abrasa los pies de barro del castigado gigante.

Acechada por decenas de peligros y acribillada desde numerosos frentes, la Hidra blanquiazul resiste, herida pero irreductible, tras dos años de envites constantes. Pese a sangrar profusamente, continúa nutriéndose de una fuente de poder inagotable que la mantiene con vida, la afición.  

Cada mandoble recibido por el embargo de Hacienda, los impagos y el descenso le ha debilitado un poco más, pero también ha permitido que broten de ella nuevas fauces capaces de defenderle de posteriores acechos.

Los empleados del club, los jugadores, el Trust, los inefables socios y distintos colectivos blanquiazules han surgido con fuerza tras quedar el club sin cabezas visibles operativas. La guillotina social contribuyó a que se desprendiese del cuerpo recreativista una testa que lastraba como un peso muerto y que resistía a pesar de su estado descomposición, tratando con su decapitación de evitar que la putrefacción se siguiera extendiendo.

La ponzoña no ha sido erradicada del todo, pero se ha recurrido a la alquimia judicial para sanar al Recre. El brebaje de la querella no es mágico ni milagroso, pero sí el único antídoto efectivo para neutralizar progresivamente todo el veneno que circula por la sangre albiazul.

Aun así, varios enemigos siguen blandiendo sus espadas desafiantes y en posición de ataque inminente: el tiempo, la falta de liquidez, las excusas en la compra-venta, los escurridizos porcentajes de acciones… La amenaza es real y apremiante, lo cual ha dado vida a un nuevo enemigo, el nerviosismo. Se trata de un contendiente interno devastador capaz de provocar que algunas cabezas de la Hidra se muerdan la yugular entre sí debilitando al conjunto, a pesar de que el objetivo que persiguen es el mismo, la supervivencia. Hay que masticar los egos y tragar los orgullos para afilar los colmillos contra quienes tratan de destruirnos.

La unidad es nuestro escudo indestructible.

*[Foto extraída de rz100.blogspot.com]

El Recre tutea a la Segunda B

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Han sido meses de golpes frontales contra la realidad, decepciones postreras, derrotas inesperadas y de irregularidad. Un largo periodo de frustración que ha hecho dudar de las facultades de algunos jugadores, de su talento y especialmente de su rendimiento. Siempre a remolque en cada faceta del juego, el ritmo de los partidos se escapaba de su control y se desbocaba hasta atropellarlos. La precipitación y el nerviosismo les convirtieron en víctimas frágiles, siendo un rival fácil con el que sumar pese a contar con la vitola de gallito en el grupo cuarto.

Pero en la jornada 35, se puede afirmar que el Recreativo ha cogido el pulso a la Segunda B. Ha costado, pero la adaptación parece plena justo a tiempo para certificar la permanencia. No olvidemos que a nivel de club se contabilizaban 17 años sin transitar por estas latitudes. Además, la columna vertebral de esta plantilla ha subido improvisadamente del filial a lo largo de la temporada para remendar los descosidos de las ausencias y el paso de Primera Andaluza a la categoría de Bronce se nota. Sin perder de vista que la zozobra institucional es responsable de una preparación deportiva nefasta, con fichajes que desertaron a mitad de temporada y la suspensión de los derechos federativos por los impagos.

Las inoportunas y persistentes lesiones han impedido también tener continuidad en las apuestas del entrenador. Diego Jiménez es un claro ejemplo, el zaguero zamorano ha reaparecido en el tramo final liguero y ha dotado de una consistencia atrás al Decano de la que había carecido. Arthuro, cuyas características eran una bendición en ataque, apenas ha podido participar dejando huérfana la punta de lanza. Solo Núñez (y Rubén Mesa en los últimos choques), con su experiencia y un excelente estado de forma, ha sido capaz de sostener al equipo en una faceta goleadora en la que el Recre es el segundo menos prolífico del grupo.

Las sanciones han sido otro lastre pesadísimo. No en vano, el propio Diego Jiménez y Ale Zambrano no estarán en el Colombino ante el Melilla por cinco amonestaciones. El Recreativo acumula 11 expulsiones, el que más en el grupo IV, todo un hándicap en una  plantilla tan corta. Alejandro Ceballos se ha visto obligado a realizar malabares para confeccionar alineaciones de garantías y completar convocatorias en muchas jornadas.

La buena noticia es que hay jugadores que han crecido mucho y se han forjado a base de foguearse en situaciones adversas, que es donde se curten los futbolistas. Es el caso de Miguelito, una incógnita al inicio, que llegaba para ampliar la nómina de jugadores pero que se esperaba que gozara de pocos minutos. Hoy es titular indiscutible y uno de los puntales para el técnico sevillano. La evolución de Waldo también ha sido notoria. Ha pasado de último cartucho a revulsivo habitual, capaz de desatascar encuentros con su velocidad y desborde. El estancamiento de Antonio Domínguez ha sido otro desencadenante para que ambos ganaran mayor protagonismo.

José Alonso e Iván Robles han madurado de manera fulgurante también. Sin tiempo para ir participando de un modo gradual, tuvieron que echarse a la espalda la responsabilidad de sostener al equipo atrás en varios encuentros y cumplieron con solvencia. Han cometido errores, pero su aportación ha sido crucial.

El partido en Murcia fue ilustrativo de cómo ha ganado enteros el Recre como bloque. Curraron todos en la destrucción, sin excepción. La presión fue efectiva, con Manu y Dani Molina relevándose en las ayudas a Rubén Mesa en sus intentos de incomodar la salida del balón desde la retaguardia local. Surtió efecto, los pelotazos fueron constantes y Jesús Vázquez desactivaba gran parte de los misiles aéreos antes de que llegaran a su objetivo.  Ahí comenzaron las labores defensivas, en los tres cuartos del campo rival. La desconexión entre la zaga y la medular del Murcia, por el acecho blanquiazul, redujo el peligro sobre el área visitante y las ocasiones más claras del líder se limitaron a jugadas de estrategia y balones colgados, incapaces de trenzar triangulaciones ni filtrar pases a la espalda de los centrales.

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Núñez y Ernesto Cornejo se prodigaron poco en ataque, exceptuando alguna prodigiosa carrera del extremo madrileño, pero estuvieron atentos en los repliegues y arrimaron el hombro para generar superioridades en los carriles, que evitaron opciones de ataque rival por los flancos.

Se sufrió en algunas facetas del partido, y mucho, pero es que era el líder. Todo lo que se pudo hacer con lo que había se hizo, y bien. Durante la primera parte, el Recre fue dueño del encuentro, no en posesión, el control del esférico fue murciano (aunque improductivo y ficticio), sino en los tempos del juego. Supo acelerar cuando vio un resquicio ofensivo, como ocurrió en el gol, y también fue capaz de ralentizar el ritmo cuando el Murcia empezó a ser más vertical, como se vio en los últimos minutos de la primera parte.

El Decano no renunció del todo al ataque pese al tempranero tanto de Manu Molina, aunque permaneció agazapado. Se limitó a dar varios sustos en un par de jugadas aisladas que sirvieron de aviso al Murcia para que no desplegare todo su arsenal a tumba abierta, algo que sí sucedió a poco del final. Sabía que, si dejaba espacios, el Recre contaba con armas para aprovecharlos. El gran mérito recreativista fue conseguir que los pimentoneros no estuvieran cómodos en su campo, que cayeran en la ansiedad y la precipitación.

Y esta vez, todo hay que decirlo, la suerte nos sonrió; esa pizca que nos faltó ante La Hoya o ante el Jaén. Porque hubo un penalti de Álvaro Moreno que el árbitro no vio y porque, en los últimos instantes, la pelota no quiso entrar en un barullo que se formó en el área del Recreativo, que a punto estuvo de significar el empate para el Murcia.

El triunfo posee un valor moral incalculable. Estos jugadores han logrado gestas increíbles este año y ganar al líder demuestra que son capaces de conseguir cualquier objetivo. Ya nadie en ese vestuario quiere hablar de adversidades, de situaciones extremas ni de penurias, que las sigue habiendo y apremiantes; la ilusión por ganar, por salvar al abuelo, trasciende a todo lo demás. La comunión es absoluta, la afición ha fortalecido el vínculo de estos héroes con unos colores que ahora mismo son su única prioridad. Quedan tres finales, la primera, el domingo, ante el Melilla, en el Nuevo Colombino y, como dice Marcos Chena, seremos 21.000 contra 11.