Gobernados por el caos y la adversidad, imprimir credibilidad a una alternativa es un reto de dimensiones superlativas. Cuando el milagro es el único credo recitado en un panorama devastador y aparentemente irreversible, evangelizar a un tozudo ateo como la confianza supone algo así como predicar en el desierto. Aunque siempre existe un grupo irreductible de optimistas patológicos capaces de encauzar el temible concepto de crisis hacia su acepción de oportunidad para el cambio. En Huelva, uno de esos grupúsculos de obcecados inconformistas que desafía los convencionalismos ha creado el movimiento definido como Recreativo Supporters Trust.
La entrada de intereses privados en el Decano del fútbol español, de la mano de la empresa Gildoy España SL, que adquirió en 2012 el 75% de las acciones del club, ha ido generando una sensación progresiva de desarraigo entre la población onubense respecto a una de las señas de identidad más representativas de la ciudad. Pocos aficionados se identifican hoy con el Recreativo, una circunstancia que ha vaciado las gradas y popularizado el rechazo de fieles socios que no reconocen en el rostro actual a aquel carismático anciano que inspiraba simpatías en toda España. El nefasto rendimiento deportivo y la crítica situación económica revelan que la gestión externa ha deteriorado a la institución y, sobre todo, su imagen, uno de los bastiones patrimoniales del equipo.
Es hora de recuperar el timón y dar un viraje firme al rumbo. El Trust (confianza en inglés) no es un jeque con petrodólares humeantes ni un magnate ruso que dé calor a nuestras arcas con sus reservas de gas. No posee ni capacidad ni vocación salvadora en el plano financiero. El objetivo es recuperar la esencia del Recre, depositar su titularidad en manos de su gente para así recobrar su identidad.
Sin perder su simbología clásica, se pretende izar una nueva bandera que ondee junto a la blanquiazul, destacando en ella el emblema de la democracia. Listas abiertas y candidaturas individuales se encargarán de establecer cargos y órganos reguladores en su organización interna, como parte de este proceso aperturista y plural. La participación e inclusión componen el estribillo de su himno, unas consignas inspiradas en su personalidad comunitaria, para y por los socios. Así se refleja en su texto fundacional y en unas cuotas mínimas asequibles para los bolsillos de la mayoría, con el propósito de que todos puedan formar parte.
Se establece el bienaventurado sistema de ‘un miembro, un voto’, una de las máximas en las organizaciones cooperativas. Sin límites, sin letra pequeña, sin clasismos, sin exclusiones. Nadie adquiere privilegios ni ventajas sobre el resto; la igualdad es uno de sus principios inherentes. Todos los participantes poseen los mismos derechos y deberes. Es ineludible la necesidad de recaudar fondos para adquirir una participación relevante del accionariado del club y lograr representación en el consejo de administración del Recre, sin embargo, el compromiso de los miembros del Trust es meramente colaborativo en aras de un bien común, sin ningún horizonte lucrativo personal.
Se busca desterrar de la idiosincrasia del Decano el mercantilismo y orientarlo hacia los valores deportivos, sociales y culturales. El Trust ambiciona dejar atrás la relación de sinonimia entre negocio y club tan enraizada. Es momento de poner fin al sometimiento titiritero a empresas oportunistas que manejan los hilos del capital histórico de estas instituciones en virtud de ventas y operaciones especulativas. Depurando los intereses ajenos al club se neutralizan posibles interferencias en la administración de ingresos y gastos. Es decir, todos los esfuerzos se encaminan hacia la misma dirección y eso otorga robustez al entramado financiero, sometido a vigilancia y control de personas implicadas en el devenir del equipo.
La transparencia y la comunicación transversal son la lengua oficial, nadie debe quedar desinformado para no comprometer la sostenibilidad del conjunto. Se institucionaliza la máxima del todo es más que la suma de sus partes, incentivando la aportación personal y crucial de cada individuo.
En España es una medicina experimental contra la enfermedad crónica del fútbol. Aunque no parte de cero, el tratamiento está respaldado por resultados positivos en pacientes ingleses, como es el caso del Portsmouth, que recibió el oxígeno de sus aficionados llenando sus pulmones institucionales de vida.
Faltan precisiones jurídicas y el apuntalamiento de sus reglamentos y estatutos, pero el recreativismo se ha pronunciado y comienza a tomar posiciones para pilotar los mandos de la nave blanquiazul. De momento, en apenas unos días, ya se ha rebasado la barrera de los 300 socios, que están dispuestos a dar un paso al frente para dirigir el destino de su club, entre ellos, ilustres de la talla de Sinama-Pongolle, Rafa Barber o Emilio Viqueira. Un conglomerado de redes sociales, flyers, asesores, reuniones periódicas, web detallada, stand informativo previo a los encuentros… acercan este proyecto a la gente cada día.
El Trust no va contra nadie sino a favor del Recre, no se trata de una reacción visceral y espontánea al curso de los acontecimientos personalizados en una directiva, sino de una madura manifestación democrática de la sociedad onubense que alza la voz.
Artículo publicado el 5 de marzo de 2015 en Huelva24.com
Mentálforas de un Plumilla 
Muy buen artículo. Un relato muy detallado de la situación del Recre y de las oportunidades que se abren a su paso. A ver si hay suerte y el modelo triunfa 🙂
Reblogueó esto en Isabel R. Benitezy comentado:
Muy buen artículo sobre el Recreativo Supporters Trust. Lectura obligatoria para cualquiera que quiera saber más sobre la iniciativa y participar en ella. Hace falta más democracia en la gestión del deporte, especialmente, del fúbtol.